sábado, 19 de mayo de 2012

Someday my prince will come







ADVERTENCIA: Contiene ataque brutal y gratuito contra sagas románticas juveniles. Admito que la gente difiera, pero mi opinión es esa. Siento de antemano si ofende a alguien. Avisados quedáis. 




No sabemos hasta que punto nos afectan los estereotipos hasta que los vemos contrastados con otra gente. 
O hasta que te da por leer libros de Bettelheim. Realmente, no creo en el psicoanálisis, ni siquiera en la utilidad práctica de los psicólogos si no te dejas ayudar (y yo no me dejaría ni muerta. No creo ser la única que piense así). Lo siento, Daisy (AKA Deathwhisper/Dante).
Lo que sí creo es que observando y reflexionando acerca de los posibles procesos mentales que nos llevan a ejecutar ciertos movimientos en nuestra vida se puede aprender. Si no a corregirlos, lo cual es más bien difícil tirando a imposible en algunos casos, al menos a saber cual es la fuente de ciertas insatisfacciones y ansiedades.
Y yo admito que cuando mi madre me dice que soy una pedante tiene mucha razón, pues no tolero en el mundo muchas cosas que debería llevar con más resignación. El racismo, los fantabulosos famosillos flash que duran dos telediarios en el candelero de una discográfica o del mundo fílmico, los cotillas y petardos remunerados de los programas de telecinco, la gente con poder para cambiar las cosas y que sin embargo, sólo sacan provecho personal, los cerrados de mente y, en resumidas cuentas lo que suele venir a ser una característica esencial de los anteriores, los ignorantes por elección. 


No soporto a la gente imbécil. 


Y aquí no me refiero a las facultades mentales. Uno puede tener más capacidad de aprendizaje o menos, eso no lo discuto. Lo que DETESTO es ese girar de rostro a la información simplemente porque ésta te hará la vida un poco más difícil, menos feliz. Odio con fiereza a los que simplemente NO QUIEREN aprender. No les interesa, les aburre porque no les aporta nada a un bien nutrido ego de persona acomodada. 
La felicidad es la ignorancia, y cada vez me está quedando más claro. Ver los problemas del mundo es algo difícil porque son muchos, muy controvertidos (hasta el punto en el que no eres capaz de elegir una opción que simplemente no haga daño a nadie) y por lo general, nos hace ver lo egoístas que hemos podido llegar a ser.
No es agradable sentir que el mundo que en nuestra infancia creíamos karmico no es tal, sino que se desmigaja, y los favoritismos son obvios.


Pero este no era el tema, no...
Esto lo vinculo a lo fácil que resulta manipularnos. Todo depende de enfoques, siempre. Lo que a nosotros nos resulta beneficioso y a otro hace daño nunca se verá en un punto intermedio para ambos, porque nos focalizamos en la experiencia del YO, en lugar de poner en una balanza si beneficia a más gente de la que perjudica. Lo que hace daño es malo. Punto. Da igual si a fulano le hizo bien, o si es un dolor terapéutico o preventivo de dolores mayores. 


El conocimiento viene a ser algo así. A veces es un placer intenso. Pero conforme pasa el tiempo, cuanto más aprendes, te das cuenta de más cosas. No todas ellas agradables. 
No me considero inteligente, sino algo así como una "recolectora de perspectivas". Debo de decir que incluso es fácil convencerme a veces de dos puntos de vista opuestos. Puede que yo no los comparta, pero soy capaz de reconocerlos como justificados. Algunas veces egoístamente justificados, pero eso ya es otra cosa. Todos somos esencialmente egocéntricos, está en nuestra naturaleza, aunque sea algo que haya que reprimir en ocasiones.
  
El caso es que últimamente, como algunos habréis notado, está en auge eso de los libros/películas/series descafeinadas. Y sobre todo el "alguien vendrá y me salvará...". Alguien vendrá y me hará feliz.
En algún libro de Diane Purkiss leí que estas fantasías suelen ser muy comunes a los niños con situaciones domésticas complicadas. 
En una medida mucho menor pero subyacente, no son los únicos. 
Según cómo crezcas, me temo que la enseñanza de "algún día vendrá mi príncipe" es una plaga de la que no terminamos de librarnos. 
Aquí una servidora, en parvulario solía decir que se iba a casar a los 17 años como la sirenita. Sí, lo sé, para matarme. 
Y en realidad, suelen ser tonterías que se pasan con la edad. Simplemente que a veces no se pasan, no somos capaces de eliminarla del todo de nuestra mente. 
Nos han repetido hasta la saciedad el mensaje de que para estar completos necesitamos un complemento. Para ser completamente felices y tener una vida con significado, tenemos que contar con alguien más a nuestro lado. 
Eso genera una profunda insatisfacción cuando uno no logra por diversos motivos conseguirlo. Surge la culpa, el atormentarse por no encajar en eso que la sociedad te pide que seas, el no ser lo suficientemente "bueno": Pero esperas. Porque según nos ha enseñado Dísney y ciertos cuentos, los finales felices vienen si te tragas la suficiente mierda sin rechistar y si eres bueno conforme a los principios morales que te han impuesto.
Concretamente en los cuentos de la sociedad occidental, se destacan a La Bella durmiente, Blancanieves y Cenicienta. Ya lo hablé el otro día con una amiga el otro día. No veo princesa de cuento más hostiable de lo que puede llegar a ser Cenicienta. 
Será que yo siempre he preferido la postura: ¿Trabajar para esos hijos de puta que abusan de mí sin rechistar y encima ponerles buena cara? prefiero optar por la opción de adquirir poderes malignos y clavar sus cabezas en estacas a la salida de mi palacio oscuro. 
Porque en los cuentos y la mitología, si no eres la princesa, el ángel doméstico, eres la "mujer monstruo". Eres Salomé, Circe o Medea. 
 En una mente infantil, puestos a identificarse con alguien, mejor con el protagonista. Aquel que logra sus objetivos. Ese del cual siempre se habla en términos positivos. 
Bettelheim aclara que, en una época infantil, la pregunta no es qué valores quieres encarnar, sino a quién quieres parecerte. 


Yo misma he leído muchísimos cuentos, y no creo que sean en absoluto malos para los niños. El problema está en la falta de contrastado con otro tipo de valores. En no darle al niño la opción de ver que no hay sólo Cenicientas o Medeas. 
Que una vida puede ser vivida al margen de la búsqueda de una persona que acarree con tus inseguridades y carencias, porque aunque la encuentres, no tienes derecho a hacerle eso.
Convertir a terceros que ni siquiera conoces en el objetivo de tu vida, aparte de carente de sentido, es arriesgado. La gente se separa, la gente cambia y dos personas pueden no ser las mismas en un par de años. 
Está bien relacionarse, pero a nadie se le ocurriría hacer a una amistad que aún no ha conocido el centro de su vida en anticipación. Le damos demasiada importancia a ese tema, y lo vemos como un fallo cuando no se consigue. Sumado a los estereotipos que la sociedad proyecta sobre lo que debemos ser (Hannahs Montanas y Hilarys Duff: rubias, delgadas, alegres, monas. Una agradable delicia de los sentidos, tan tolerable a la vista como hueca y artificial. Siempre me han parecido todas iguales.) están generando en una sociedad actual, que en teoría ha perdido la anticuada dinámica de la mujer casera cuyo único propósito era cuidar del hogar y dar hijos sumisamente, en un híbrido de fingida rebeldía que tiene que ser "domada" bajo el peso de un romance que tiene que llegarle a una. 


Y recordemos, la cuestión en el desarrollo del yo de uno es "a quién te quieres parecer". Quién es tu ejemplo a imitar. Estudios revelan que muchas niñas admiran y aspiran a ser heroínas de literatura juvenil.  

Miedo me da un mundo de futuras Bellas Swam sin poder de decisión más allá de un deseo enfermizo de retener al chico o de Katniss reformadas (lo imbécil que me sentí por haber pensado que era una novela juvenil distinta y controvertida en esas primeras 100 páginas nunca podrá ser descrito en palabras), donde no vemos un futuro alternativo más allá de aburrirse por los siglos de los siglos junto a su guapo de turno, sin siquiera un hobbie que les desquite de vez en cuando de esa, en algunos casos eterna, compañía.     
   
Honestamente, si estas son mis opciones, en ese caso, bailemos, pidamos la cabeza de Juan Bautista en una bandeja, prendamos fuego a Glauca y matemos a los hijos de Jason. 
Al menos esa vacua agonía terminará antes. 
Y estará mejor escrita (¡Eurípides, ni más ni menos!), todo hay que decirlo. 
  


Misery

10 comentarios:

  1. Esto debería de salir en El País... verdades como puños aunque escuezan a todo dios. Vamos subiendo el nivel, ahora me toca a mí...presión...xD

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  2. Joder, pero es que es lo que está pasando...
    Claro que escuece, pero...
    Ya ves, hasta yo decía eso de pequeña... ains. Menos mal que cambié de idea xD

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  3. PD: En El País y un pimiento xD

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  4. Desengañaos chicas...el principe no llega, si acaso un patan estilo Gaston que te quiere arreglar la vida por que ya se sabe, pobrecita de ti, no te enteras de nada. (Pedro, estoy segura de que alguna excepción habrá...tú si acaso..)Lo mejor, saber vivir sola, si luego sale algo,pues ya veremos,pero por favor, que no sea nunca una obligacion.

    La madrastra de Madoka

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  5. La verdad es que...esto no es un artículo femi-nazi. No estoy desconfiando de los hombres, sino de nuestra capacidad como personas de funcionar correctamente en pareja a largo plazo simplemente porque se desee así. La culpa también puede ser de ellas y su necesidad asfixiante de un afecto cuyas raíces anidan en una fantasía infantiloide. No quiero mencionar a nadie, pero...
    You know what I mean.
    O se te ocurren unas cuantas chicas con novio que son insoportables ¿Verdad?

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  6. Espero que no hables de mi -.-
    Por lo demás, guay.

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  7. Menos Bella Swan y mas... Yuno Gasai!

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  8. ...que frío xD
    No hablo de nadie. Hablo en general, sobre todo basándome en películas, series y libros.

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  9. Lo siento, no era mi intención. Quería decir que el artículo está muy bien, que tienes razón, por eso lo de más Yuno Gasai xD

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